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Los retos de la nueva reforma laboral de 40 horas: Recomendaciones y algunas conclusiones
Alejandro González
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Septiembre 05, 2023

Los retos de la nueva reforma laboral de 40 horas: Recomendaciones y algunas conclusiones

“Si de por sí ya pago un buen de horas extras para sacar la producción ¿ahora qué voy a hacer?” Me comentaba un cliente que me habló para tener más luz acerca de la nueva reforma laboral que estipula una reducción en el número de horas laborales a 40 horas semanales, es decir que cualquier empresa que quiera que sus colaboradores trabajen más de esas 40 horas tendrá que pagar horas extras y estas en ninguna circunstancia serán obligatorias.

Esta iniciativa de ley se encuentra en discusión ya siendo aprobada por la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados esperando a ser discutida en el pleno dónde será votada, antes de continuar con su proceso legislativo. Por ahora estas discusiones se llevan a cabo en foros que tienen como objetivo retroalimentar los beneficios e impactos de dicha reforma, es decir aún falta un trecho para verla hecha realidad.

Mientras tanto no deja de ser un tema que preocupa a muchos empresarios y más a aquellos que aun dependen, en gran medida, del esquema tradicional. Hoy en día muchas empresas en el sector industrial ya tienen jornadas laborales de 40 horas semanales, y esto es debido a que han logrado optimizar y automatizar ciertos procesos que permiten hacer más con menos, y me refiero a tiempo, además otras ya han entendido que la satisfacción laboral y el procurar que sus colaboradores tengan un equilibrio entre su vida y su trabajo también es un factor positivo para la productividad, así como un buen liderazgo, la administración correcta de las cargas de trabajo, capacitación, herramientas, etc.

Por un lado, se busca que más de 22 millones de personas empleadas en el sector formal sean beneficiadas directamente. Pero por otro lado las empresas dónde estas personas trabajan van a tener que arreglárselas para no perder competitividad. Y eso implica revisar la distribución de trabajo, la planeación del mismo, plantearse la idea de automatizar procesos, capacitar, entre otras estrategias antes de simplemente pagar horas extras o eventualmente ignorar dicha reforma deseando que ningún inspector de la STPS o algún sindicato en búsqueda de adeptos se dé cuenta (porque habrá quien opte por esta alternativa).

Esto representa algunos retos para las empresas y en mi opinión pone en vulnerabilidad a los trabajadores si nuestros legisladores no consideran bien todos los factores.

El principal reto que enfrentarían las empresas ante esto es el poder mantener competitividad y más en una época de nearshoring dónde están llegando empresas con procesos muy bien optimizados y estandarizados y con mayor aprovechamiento tecnológico. Es bien sabido que uno de los impulsores de dicha reforma son los EE.UU. al considerar que las empresas en México tendrán una ventaja desleal al poder aprovechar un mayor número de horas laborales que son permitidas en el país. Y no es que las empresas estadounidenses o de otros países sean menos productivas, sino que son esas mismas empresas, que ya cuentan con buenos índices de productividad, las que van a trasladar su producción a México, con la misma capacidad tecnológica, institucional y productiva con la salvedad de que aquí las personas pueden trabajar al menos 48 horas a la semana o pueden ser igual de competitivas manteniendo sus esquemas de 40 horas. Eso significa que serán más atractivas para el capital humano más cualificado.

Otro reto que enfrentan las empresas es en términos precisamente de productividad, es decir de plantearse otros factores además del tiempo para ser más productivos. Y es que el problema está precisamente en aquellas empresas que aún tienen una relación muy estrecha entre tiempo trabajado y productividad. Sí, suena obvio que a mayor tiempo mayor producimos, pero pensar así hoy en día es un error. Las empresas más productivas no son las que trabajan más tiempo, sino aquellas que tienen los mejores procesos, liderazgos y un personal capacitado y motivado, Es decir, hay otros factores que determinan dicha productividad y ya hay muchas empresas que son conscientes de ello e inclusive no se verán afectadas por estos cambios propuestos en la ley.

El reto de productividad obliga a las empresas a replantearse como administrar sus recursos, y eso incluye a su capital humano. Y es que a menos que las empresas tengan modelos de producción arcaicos por la falta de reinversión e innovación, esto va a representar una oportunidad. El problema es que en este tipo de reformas el margen de tiempo que se deja para hacer los cambios necesarios a veces es nulo, lo que significa que aquellas empresas que están esperando a ver si se aprueba dicha iniciativa o no para decidir hacer cambios, entonces, están corriendo un riesgo enorme que compromete su continuidad. Ya lo vimos con la NOM-035. Aunque las cámaras empresariales están pidiendo un año de plazo para poder realizar los cambios una vez de apruebe la ley el tiempo, sin duda alguna, será un factor determinante.

Ahora ¿Qué pasos dar para poder anticiparse a dichos cambios?

  1. Sin duda alguna lo primero que debemos hacer es un mapa de cómo está funcionando la empresa, sobre todo a nivel procesos para ver si los recursos empleados están siendo bien administrados y si se están cumpliendo los objetivos deseados. Es aquí donde muchas empresas se sorprenden cuando se dan cuenta lo que gastan en rotación, accidentes por falta de capacitación, medidas de seguridad o en mermas que no deberían existir.
  2. En segundo lugar, hay que mirar al capital humano, y ver que tan productivo es con las herramientas que les hemos brindado, ver cómo están distribuidas sus cargas de trabajo, si hay cuellos de botella en el proceso productivo, si tienen buenos líderes y si están motivados a dar, como base, lo que ya estaban dando, pero en menor tiempo (te apuesto que sí si se les incentiva). Y es que es sorprendente la cantidad de empresas que tienen sistema productivo que está dando el 60% de su capacidad solo porque el área de embarque tiene una sola rampa y no caben más camiones para surtir pedidos o porque en el área de producción todas las piezas pasan por un proceso de empaque que no se da abasto ralentizando el proceso, hay muchas historias, pero es increíble la cantidad de veces que estas cosas pasan.
  3. Como tercer paso hay que empezar a evaluar indicadores de productividad, no solo aquellos financieros. Un modelo de KPI’s o mejor aún, OKR’s (Objetives and Key Reaults) va a ayudar en gran medida a dar enfoque a las metas que queremos alcanzar, hacer a un lado los esfuerzos que no nos están llevando a ningún lado y alinear aquellos que sí. Si además de esto comenzamos a medir el desempeño de nuestros colaboradores mediante evaluaciones periódicas nos permitirá tener datos para habilitar estrategias encaminadas a mejor la productividad y poder tomar decisiones más acertadas.
  4. Evaluemos el liderazgo, porque al final por mucha estrategia, planeación y ajustes que se hagan en papel estos nunca verán la realidad sino hasta que nuestros líderes las lleven al campo operativo. Son los líderes los que conocen estrechamente como es la producción, o al menos los que deben conocerla. Ellos pueden dar un preámbulo de cuáles son los tiempos óptimos de producción si cuentan con las herramientas y no hubiese algún contratiempo.

En una imprenta industrial un Gerente me decía “yo podría duplicar mi producción con las herramientas que cuento si el área comercial se compromete a sacarla a mercado y si se me concede contratar dos personas más, pero especializados en el uso del equipo” y eso que era un departamento de 8 personas; en términos reales me estaba diciendo que estaba dispuesto a dar lo doble por un aumento del 25% en su personal, y revisando un poco sus procesos era posible. Contar con lideres así, que sepan cuanto pueden lograr y que además puedan conectar con su gente para hacerlo es invaluable, pero nadie nace siendo líder y aunque tenga madera de líder desperdiciaríamos su potencial si no lo capacitamos, le damos la autoridad y herramientas que requiere para conseguir esos resultados.

No obstante, siendo conscientes de los principales retos y algunos pasos para enfrentarlos, es innegable el hecho de que el cambio es logísticamente imposible lograrlo de la noche a la mañana. Esto significa un aumento en so esquemas informales de trabajo para poder mantener la producción y, por otro lado, que los colaboradores puedan garantizar la paga de esas horas extras que de otra forma no se les podrían contar.

Además, es importante que el gobierno considere facilitar tramites, incentivar dicha productividad y garantizar un suelo parejo para todos si quieren tener los resultados esperados de estos cambios.

Aunque, por otro lado, no es necesaria esta ley para ver que la tendencia de las empresas modernas está inclinándose poco a poco a esquemas laborales cada vez menores en horas. Esto para ser competitivas también en el mercado laboral y garantizar la atracción y retención del mejor talento. En este sentido podría decirse que esta reforma responde más a esa tendencia y las necesidades surgidas de la integración que exige el T-MEC que a una simple ocurrencia legislativa.

La pregunta está en el aire ¿es posible ser igual o más productivos con los cambios que se vienen?

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